"Protegida del paso de los siglos, abrazada por la magia natural de la montaña y la selva, Machu Picchu oculta entre sus muros de piedra el misterio de una sabiduría legendaria”
Por Sara Cuentas.-
Para darme un baño de energía milenaria, a propósito de su designación como maravilla de la humanidad, visité en este verano Machu Picchu, una ciudad incaica tan impresionante que deja sin palabras a quienes le visitan por primera vez. No sólo por su historia, sino porque evidencia cómo la humanidad y la naturaleza que le rodea pueden fusionarse sin causar daño ni contaminación, y perdurar por siglos. Por este motivo y a modo de justo homenaje comparto con ustedes esta experiencia.
Machu Picchu -del quechua machu, viejo, y pikchu montaña, es decir, "montaña vieja"- es el nombre de esta antigua llacta (poblado) inca de piedra. A su lado destaca la famosa montaña que se ve delante de las fotografías, y aparece en la mayoría de las vistas clásicas llamada Waynapicchu (Montaña Joven). Fue construida a mediados del siglo XV en un promontorio rocoso hacia la vertiente oriental de los Andes Centrales de Perú, a la entrada de la selva amazónica, donde el caudaloso rio Urubamba se abre paso entre montañas.
“Descubierta” el 24 de julio de 1911 por el explorador norteamericano Hiram Bingham, Machu Picchu es considerada una de las más extraordinarias muestras de ingeniería y arquitectura paisajística del mundo. En 1983 fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO y el 7 de julio del 2007 fue elegida como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, a una iniciativa privada, en Lisboa, Portugal.
Machu Picchu es uno de esos lugares que trascienden no sólo las expectativas previas a su encuentro, sino también la experiencia interior tan intensa y vital que se vive al conocerla directamente. Las sensaciones que te recorren el alma y el cuerpo al caminar entre sus construcciones de piedra producen una paz conmovedora y la necesidad de meditar y sentir, a través del viento, lo que pareciera ser el eco de las voces incas que nos llaman desde el pasado.
Visitar Machu Picchu no significa un destino turístico sino una ceremonia especial. Un ritual de consagración ante la prueba irrefutable de una humanidad imperturbable que se ha fusionado con la naturaleza, tan viva y tan llena de energía como hace siglos. Y lo asombroso de esta arquitectura es que no ha perturbado el medio ambiente como lo harían las grandes urbes de fierro y cemento que se edifican en la actualidad.
El encanto de Machu Picchu está en sus plazas, en sus acueductos y torreones de vigilancia, en sus observatorios, en sus andenes y en su Reloj Solar, evidencias de la sabiduría y técnica de los constructores andinos. La perfección de sus muros de piedra tallada, unidos sin ningún tipo de pegamento, ha hecho surgir leyendas y mitos sobre su edificación. Cuentan las personas mayores que un ave llamada Kak`aqllu conocía la fórmula para ablandar las piedras, pero que por un mandato de los antiguos dioses incaicos, se le arrancó la lengua para impedir que revelara el secreto. También se dice que existía una planta mágica que disolvía la roca y podía compactarla.
Ya sea que camines, te sientes o recuestes por sus alrededores, sin quererlo vas sintiendo que te fusionas con la magia intacta del lugar, con su historia, con sus mitos y leyendas.
Este artículo no sólo es una invitación a visitar Machu Picchu, sino una invitación a tomar conciencia del cuidado de este tipo de maravillas para que generaciones venideras puedan seguir disfrutando de su magia y de la lección tan maravillosa que nos deja el contemplar la impresionante ingeniería humana compactada con la ingeniería de la naturaleza.
Machu Picchu también es un Santuario Histórico, cumple la función de preservar una peculiar flora y fauna, y las bellezas paisajísticas de los bosques circundantes, así como contribuir a la protección de los restos arqueológicos incas. Mucha de la belleza y el encanto que rodea a Machu Picchu, se debe a su espectacular entorno natural: los bosques de montaña de este santuario histórico.
Machu Picchu es hogar de algunas espectaculares criaturas, como el gallito de las rocas -ave nacional del Perú- y el oso andino o ucumari, el único úrsido de Sudamérica. También encuentran refugio en la zona el raro venado enano o sachacabra, la tanka taruca y más de 300 especies de aves. Su flora es particularmente diversa e interesante: cerca de 200 especies de orquídeas han sido registradas en el santuario.
Domina el paisaje del santuario el majestuoso Salkantay (6.271 msnm), la mayor montaña nevada de la Cordillera de Vilcanota, venerada por los pobladores locales como Apu o divinidad. Machu Picchu combina la majestuosidad de un escenario natural de gran belleza con el atractivo de los restos prehispánicos más famosos del mundo.
Como Hija de la Tierra exhorto a quienes visitemos Machu Picchu que lo hagamos con el sentimiento y compromiso de aprender del pasado y valorar a los hombres y mujeres de los andes peruanos que en la actualidad preservan las prácticas del cuidado, protección y respeto a la naturaleza, una sabiduría que estamos perdiendo quienes sólo nos dejamos impresionar por paisajes de vidrio y cemento instalados en las orillas del mar y que cada vez más perjudican el hábitat natural que tantos millones de años le costó a la tierra construir.
Si desean ver más fotos de Machu Picchu pueden visitar el blog FOTOGAIA, elaborado por un catalán que ama el Perú.
Para darme un baño de energía milenaria, a propósito de su designación como maravilla de la humanidad, visité en este verano Machu Picchu, una ciudad incaica tan impresionante que deja sin palabras a quienes le visitan por primera vez. No sólo por su historia, sino porque evidencia cómo la humanidad y la naturaleza que le rodea pueden fusionarse sin causar daño ni contaminación, y perdurar por siglos. Por este motivo y a modo de justo homenaje comparto con ustedes esta experiencia.
Machu Picchu -del quechua machu, viejo, y pikchu montaña, es decir, "montaña vieja"- es el nombre de esta antigua llacta (poblado) inca de piedra. A su lado destaca la famosa montaña que se ve delante de las fotografías, y aparece en la mayoría de las vistas clásicas llamada Waynapicchu (Montaña Joven). Fue construida a mediados del siglo XV en un promontorio rocoso hacia la vertiente oriental de los Andes Centrales de Perú, a la entrada de la selva amazónica, donde el caudaloso rio Urubamba se abre paso entre montañas.
“Descubierta” el 24 de julio de 1911 por el explorador norteamericano Hiram Bingham, Machu Picchu es considerada una de las más extraordinarias muestras de ingeniería y arquitectura paisajística del mundo. En 1983 fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO y el 7 de julio del 2007 fue elegida como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, a una iniciativa privada, en Lisboa, Portugal.
Machu Picchu es uno de esos lugares que trascienden no sólo las expectativas previas a su encuentro, sino también la experiencia interior tan intensa y vital que se vive al conocerla directamente. Las sensaciones que te recorren el alma y el cuerpo al caminar entre sus construcciones de piedra producen una paz conmovedora y la necesidad de meditar y sentir, a través del viento, lo que pareciera ser el eco de las voces incas que nos llaman desde el pasado.
Visitar Machu Picchu no significa un destino turístico sino una ceremonia especial. Un ritual de consagración ante la prueba irrefutable de una humanidad imperturbable que se ha fusionado con la naturaleza, tan viva y tan llena de energía como hace siglos. Y lo asombroso de esta arquitectura es que no ha perturbado el medio ambiente como lo harían las grandes urbes de fierro y cemento que se edifican en la actualidad.
El encanto de Machu Picchu está en sus plazas, en sus acueductos y torreones de vigilancia, en sus observatorios, en sus andenes y en su Reloj Solar, evidencias de la sabiduría y técnica de los constructores andinos. La perfección de sus muros de piedra tallada, unidos sin ningún tipo de pegamento, ha hecho surgir leyendas y mitos sobre su edificación. Cuentan las personas mayores que un ave llamada Kak`aqllu conocía la fórmula para ablandar las piedras, pero que por un mandato de los antiguos dioses incaicos, se le arrancó la lengua para impedir que revelara el secreto. También se dice que existía una planta mágica que disolvía la roca y podía compactarla.
Ya sea que camines, te sientes o recuestes por sus alrededores, sin quererlo vas sintiendo que te fusionas con la magia intacta del lugar, con su historia, con sus mitos y leyendas.
Este artículo no sólo es una invitación a visitar Machu Picchu, sino una invitación a tomar conciencia del cuidado de este tipo de maravillas para que generaciones venideras puedan seguir disfrutando de su magia y de la lección tan maravillosa que nos deja el contemplar la impresionante ingeniería humana compactada con la ingeniería de la naturaleza.
Machu Picchu también es un Santuario Histórico, cumple la función de preservar una peculiar flora y fauna, y las bellezas paisajísticas de los bosques circundantes, así como contribuir a la protección de los restos arqueológicos incas. Mucha de la belleza y el encanto que rodea a Machu Picchu, se debe a su espectacular entorno natural: los bosques de montaña de este santuario histórico.
Machu Picchu es hogar de algunas espectaculares criaturas, como el gallito de las rocas -ave nacional del Perú- y el oso andino o ucumari, el único úrsido de Sudamérica. También encuentran refugio en la zona el raro venado enano o sachacabra, la tanka taruca y más de 300 especies de aves. Su flora es particularmente diversa e interesante: cerca de 200 especies de orquídeas han sido registradas en el santuario.
Domina el paisaje del santuario el majestuoso Salkantay (6.271 msnm), la mayor montaña nevada de la Cordillera de Vilcanota, venerada por los pobladores locales como Apu o divinidad. Machu Picchu combina la majestuosidad de un escenario natural de gran belleza con el atractivo de los restos prehispánicos más famosos del mundo.
Como Hija de la Tierra exhorto a quienes visitemos Machu Picchu que lo hagamos con el sentimiento y compromiso de aprender del pasado y valorar a los hombres y mujeres de los andes peruanos que en la actualidad preservan las prácticas del cuidado, protección y respeto a la naturaleza, una sabiduría que estamos perdiendo quienes sólo nos dejamos impresionar por paisajes de vidrio y cemento instalados en las orillas del mar y que cada vez más perjudican el hábitat natural que tantos millones de años le costó a la tierra construir.
Si desean ver más fotos de Machu Picchu pueden visitar el blog FOTOGAIA, elaborado por un catalán que ama el Perú.
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