Por Valeria Gallardo (hija invitada)
Es curioso sentir esa sensación mística de búsqueda sin poder comprender qué es lo que buscamos concretamente. Sólo sabemos que algo anda mal y que las cosas no están pasando como deberían. Tampoco sabes qué es lo que debería hacerse.
Tu conciencia te dice que necesitamos orden y estructura; pero hay algo en ti que te hace sentir infeliz porque la que existe no cumple aquello que, “imaginas”, debe ser el mundo. Es el caos disfrazado de orden; es un caos no poético; es un caos no espontáneo; uno generado por quienes están en el poder, y ese es un poder cuya potencia y fuerza vibra negativamente, eso es lo único que sí sabes y por eso: buscas, buscas y te cuestionas.
Tú, estás concientizado respecto de lo que significa tal cual una cosa porque te criaste con una estructura lingüística específica que posee un código ético cultural y sufres cuando no encajan las llaves de la gramática diaria. Quisieras escribir tu propia historia; pero el mundo donde estás simplemente no te deja expresar tus pasiones. Te enseñaron siempre a controlarlas.
Tú, estás todo el tiempo sintiéndote culpable de esas pasiones.
Tu línea de vida es inexplicable para ti. Nada eliges. Apenas un par de decisiones en toda tu vida dentro de un abanico de mínimas posibilidades. Te sientes ajeno a la tribu que te tocó y terminas reagrupándote en la mitad de tu vida, cuando te reconoces con otros seres, sin embargo reconocerse cuesta; porque vives desilusiones constantes y fugaces alucinaciones de amor pero ni siquiera entiendes bien qué es el amor; y continuas desorientado porque quisieras vivenciar un sentido de pertenencia especial; uno más global, universal; más puro que el sólo hecho de lograr todas tus metas profesionales, procrearte, plantar tu árbol y escribir tu libro.
Y a veces tú, sólo cuando tu atemporalidad te lo permite, sueñas, y ese universo onírico te envuelve tanto que comienzas a soñar despierto y comprendes que puedes usar tu imaginación para algo más que aprender lo que te enseñan otros. Es en esos momentos fugaces donde te sientes feliz. Donde te enseñas a ti mismo y aprendes sobre ti mismo, creando tus propios cuadros de realización.
Somos entes vitales pero estamos enfermos. Si tan solo nos diéramos esa grandiosa oportunidad a nosotros mismos para salir a pasear por el conocimiento con la única condición de tener el corazón abierto, ahí entonces, estarías realizando un acto de Psicomagia.
Creado por Alejandro Jodorowsky, su finalidad es sanar los bloqueos materiales-corporales, sexuales, emocionales e intelectuales que nos impiden realizar nuestro destino en la vida. Hunde sus raíces en el chamanismo, el psicoanálisis y el efecto _patético_ del teatro[1]. Se basa en la premisa de que el inconsciente toma los actos simbólicos como si fuesen hechos reales, de manera que un acto mágico-simbólico-sagrado puede modificar el comportamiento del inconsciente, y por consiguiente, si está bien aplicado, curar ciertos traumas psicológicos.
La psicomagia parte de que en toda enfermedad hay:
- Una prohibición: Al sujeto le prohíben ser lo es.
- Una falta de consciencia: El sujeto no se da cuenta de lo que es.
- Una falta de belleza: Cuando se pierde la belleza espiritual, el alma se enferma
Sólo busca en ti mismo y encontrarás…Busca por ti mismo, busca tus propias conclusiones, preocúpate de buscar… y entérate más sobre tu propia capacidad para conocerte, curarte y sorprenderte.